sábado, 26 de marzo de 2011

leyendas

Leyendas, Verdades e Historia del Caballo Arabe

Leyendas y verdades

(Texto extraído del libro "EL Purasangre Árabe" de Kristian Feanux, Manuales El Caballo)

Hay tanto escrito sobre el origen del purasangre árabe, que a primeravista parece imposible sacar nada en limpio. El mito y la realidadestán entremezclados de tal manera que nadie, hoy, puede garantizarnada. Además, casi todo se basa en la tradición oral, y esto tampocofacilita las cosas.

Sobre el origen del purasangre árabe, lo mínimo que se puede decirsería que es bastante difícil distinguir entre mito y realidad. Luego,como problema añadido, resulta que el mito es tan bonito y suena tanbien, que a menudo se nos antoja hasta más real y más creíble que lapropia realidad fría y racional.

Así, según una de las tradiciones más clásicas del mundo árabe, lospurasangres árabes descienden todos de los caballos de Ismael, el hijode Abraham. Dios le regala a Ismael cien caballos, que salen del mar yse quedan a vivir en los alrededores de La Meca. Ismael los recoge ylos guarda en un corral, los hace criar y los monta, y es el primerhombre que monta y doma el caballo. Esto lo escribe Hicham ibn Said ibnKelbi, en "Al Kitab Nasab al Khil", publicado en el siglo IX en Bagdad,y el autor recoge estos datos de Mohamed ibn Saib, que los tiene de AbuSalah, que a su vez obtuvo la información de Ibn Abbas, que vivía entiempos del profeta.

Otros, como Ibn Hodeil al-Andalusi, que también se refiere a Ibn Abbas,pregonan que todos los purasangres árabes son descendientes de Zad ElRakeb, un semental procedente de las cuadras del rey Salomón, regaladoa la reina de Saba. Luego a este semental se le cruzó con dos grupos deyeguas. Primero con yeguas de la tribu Wabar, descendientes de Umán,hijo de Lud, hijo de Sem, hijo de Noé, y que es según esta tradición lafamilia de yeguas más antigua y pura de todas, ya que su genealogía nosacerca prácticamente hasta los tiempos del diluvio. Las otras yeguas,como no, son las hijas de los caballos del corral de Ismael. Ibn Kelbitambién se refiere a estos cruces y cita una línea de un total deciento cincuenta y siete ejemplares puros, desde Zad El Rakeb hasta elsiglo IX.

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